Parte del acervo cultural del Barrio Cordón, es la planta de tueste y envasado de Café El Carioca, al frente la misma Sebastián De León ha sabido mantener la centenaria marca en el mercado y también el oficio del tueste tradicional a leña con el mismo espíritu bohemio de antaño.
“Yo tomaba chocolatada, no sabía nada de café. -nos confiesa- Fue una circunstancia familiar adversa la que me metió en este mundo. Pero me encantó, me enamoré del café y acá estoy. Trato de enseñar y compartir lo poco que sé, que para muchos es mucho. Quiero que la gente aprenda de café, que el consumidor se informe y lea las etiquetas, si además compra mi producto mejor, somos una empresa familiar desde siempre con el esfuerzo que eso implica.”
Desde 1916 Café El Carioca importa café de Brasil. “Es el país que tiene más variedad de granos, lo que permite ofrecer productos con distintos atributos y la logística regional ayuda”. Sebastián no nos revelará todos sus secretos, pero nos dejará disfrutar y registrar para ustedes la magia de una jornada de tueste en Carioca Coffee Home.
A primera hora las astillas de eucalipto blanco estacionado se encienden para que el fuego cree calor en abundancia. Una vez alcanzada la temperatura adecuada, los granos se tostarán lentamente dentro la esfera de fierro fundido mientras ésta gira sobre las llamas.
Imprimiendo su propia personalidad al cálido entorno del local, exhibe con orgullo una variada colección de cafeteras y molinillos entre otros objetos antiguos. Sebastián recibe en su Almacén de Cafés a todos aquellos que busquen una experiencia más allá de la taza.
Entre los varios de los tesoros de su colección, se encuentra este molinillo Peugeot fabricado en el año 1927 y venido de Francia entre el equipaje del padre de su amigo Fulanito de Tal. Un obsequio mimado, que aún es utilizado cuando los granos lo ameritan.
En esta ocasión los granos de Peaberry son tostados hasta alcanzar el grado City, un tueste de coloración intermedia. La esfera se abre apara volcar en la cama de enfriamiento las semillas humeantes llenando todo el ambiente de aroma a café recién tostado.
Para frenar la fase endógena del tueste, el café debe ser enfriado rápidamente. Esto se hace moviéndolo y haciéndolo “llover” sobre la cama de enfriamiento. El esfuerzo físico no empaña el de satisfacción por el resultado obtenido.
La jornada transcurre y entre las distintas tandas de torra sobra tiempo para compartir con los amigos que siempre se acercan a disfrutar de la experiencia y la tertulia.