¿Cuál es el mejor café?
La pregunta existencial que más nos quita el sueño.
Desde que empezamos a compartir esta, nuestra pasión, ya sea en charlas personales como en las redes, surge invariablemente casi como un susurro de desesperada complicidad. Desde La Cafetera proponemos una fórmula sencilla para responder esta pregunta.
Ya sea nuestro interlocutor un conocedor apasionado del café o no, el mismo suele auto responderse con frases que, también casi sin variación, inician con un “a mí me gusta…” continuando por lo general con una serie de comentarios que oscilan entre aberraciones innombrables.
La realidad es que el público general sabe muy poco de los productos y alimentos que consume diariamente y, en su ignorancia, teje toda clase de mitos y leyendas urbanas sobre los mismos. La ignorancia revuelve las aguas y ya conocemos el dicho “a río revuelto…”.
Afortunadamente la tendencia lentamente se revierte y en lo que respecta al café, los uruguayos nos reconocemos cada vez más necesitados de información. Ya sea por cuestiones de salud, comerciales, o por el propio placer y amor al café, el interés en la calidad crece.
Entonces, la pregunta ¿cuál es el mejor café? se vuelve más honesta, menos cargada del ego de quien la realiza para transformarse en un pedido de ayuda. Juro que he visto destellos de verdadera tristeza, en ojos de hombres adultos que penaban por no poder beber café sin padecer acidez estomacal.
¿El mejor café para qué? ¿Para quién?
Aún en el caso de que estuviésemos hablando exclusivamente de los cafés de especialidad, el mejor café no es, ni será nunca, de un origen particular, ni de características específicas. El mejor café para el consumidor promedio va a estar siempre vinculado a otros factores, muy alejados de la asepsia de los laboratorios y competencias de cupping (cata). Incluso el interés por los orígenes y los métodos no aleja al consumidor promedio de su gusto por determinados sabores que son parte de su memoria sensorial y emocional.
Para algunos, el mejor café es aquel de sabor “fuertón” que levanta las modorras after comilona de domingo; para otros en cambio, será aquel cuyo aroma le recuerde la olla de café con leche que la “bisa Aurelia” preparaba para todos los primos, muchos más quizás elijan cualquier café que con un sabor amable y sin pretensiones, les permita acceder a una buena dosis de cafeína para continuar la jornada. Algunos, nos dejaremos llevar por el misterio y la pasión en un camino que recorre orígenes y ciencias a lo ancho y largo del planeta.
Nuestro punto de vista aquí es claro: nadie está obligado a que le guste un tipo de café en particular. Tampoco estamos obligados a convertirnos en Baristas expertos con grandes habilidades sensoriales.
El café es un grano, una bebida, una forma de vida, un producto gastronómico que se expresa de las más diversas formas en casi todas las culturas y sociedades del planeta. Esta multiplicidad de dimensiones hace imposible un dictamen definitivo y unánime.
El objetivo de responder la pregunta de: “¿Cuál es el mejor café?” adquiere entonces un sentido complemente diferente. Uno que consiste en ayudar a las personas a tomar decisiones inteligentes y placenteras al momento de comprar su café y decidir cómo prepararlo. Compartir técnicas, herramientas e información básica, transmitir el debido respeto por el producto y por el consumidor mismo, sea cual sea su perfil… Ayudar a las personas a encontrar “su mejor café”, será siempre la respuesta correcta.